Se equivocó la paloma
Ante una convocatoria propugnando el derecho a no vacunarse contra el sarampión, Berta Uriel, la Presidenta de la Sociedad Española de Medicina Preventiva Salud Pública e Higiene (SEMPSPH), nos ha hecho llegar sus consideraciones sobre lo que considera una equivocación.
No puedo menos que evocar este poema de Rafael Alberti cuando veo anunciada en Barcelona una conferencia sobre sarampión y el derecho a no vacunarse para el próximo 18 de mayo. Ignoro lo que puede llevar a un colectivo a centrar sus esfuerzos en promover una corriente de opinión en contra de un medicamento que, objetivamente, ha evitado millones de muertes y secuelas de una enfermedad tan contagiosa como el sarampión sin apenas efectos secundarios.
Las personas que integran este colectivo, si tienen edad suficiente, han tenido que ver cómo las secuelas de la poliomielitis marcaban inexorablemente a muchos de su generación, o cómo la meningitis o el sarampión producían encefalitis y muertes con demasiada frecuencia; es difícil que ignoren que su espectacular disminución se debe a la aparición de vacunas específicas. Podrían además comprobar esta asociación, si observasen los desafortunados «experimentos naturales» que se producen allí donde se abandona la vacunación, bien por motivos económicos-organizativos, bien por consignas de líderes religiosos o ideólogos fanáticos.
Factores determinantes
Nuestra infancia está hoy mucho más sana que hace 50 años. La mortalidad infantil ha descendido notablemente y, después del desarrollo económico y cultural, son las vacunas los factores que más han contribuido a conseguirlo. De hecho, las enfermedades infecciosas que todavía persisten, y que causan endemias y ondas epidémicas que hacen repuntar la morbilidad en la infancia, son aquellas para las que, desgraciadamente, no disponemos todavía de vacunas.
Las principales ONG se están esforzando en llevar a los niños de países con pocos recursos vacunas y nutrición, conscientes de que estas dos cosas lograrán de una forma eficiente los mejores resultados en vida y salud para ellos.
Aquí, que deberíamos también ocuparnos en que los recortes no afecten a la incorporación de nuevas vacunas, y también ayudar a mejorar la salud de nuestros hijos combatiendo el sedentarismo y fomentando una alimentación más saludable.
Por ir al norte fue al sur…se equivocaba…
La vacunación en nuestro país es voluntaria, gratuita, segura y… muy recomendable.
Berta Uriel Latorre es Presidenta de la Sociedad Española de Medicina Preventiva Salud Pública